Contexto Social y Situación
La argumentación siempre ocurre en un contexto social particular. Las circunstancias específicas en las que ocurre la argumentación en un momento dado constituye la situación en la que se encuentran el hablante y el receptor. La interpretación de esta situación es de vital importancia para la argumentación. El hablante puede interpretar la situación en forma diferente que el receptor, y si estas interpretación son diferentes en todos los aspectos relevantes, el intercambio de idea resulta imposible. Ni el hablante ni el receptor pueden evitar que la situación los influencie. Podría suceder que los interlocutores pudieran crear una situación, tomando en cuenta condiciones periféricas y definiendo la situación. Pero, en general, la situación está en gran medida predeterminada y los interlocutores deben obedecer ciertas reglas establecidas y considerar como los otros interlocutores interpretan la situación.
La argumentación siempre ocurre en un contexto social particular. Las circunstancias específicas en las que ocurre la argumentación en un momento dado constituye la situación en la que se encuentran el hablante y el receptor. La interpretación de esta situación es de vital importancia para la argumentación. El hablante puede interpretar la situación en forma diferente que el receptor, y si estas interpretación son diferentes en todos los aspectos relevantes, el intercambio de idea resulta imposible. Ni el hablante ni el receptor pueden evitar que la situación los influencie. Podría suceder que los interlocutores pudieran crear una situación, tomando en cuenta condiciones periféricas y definiendo la situación. Pero, en general, la situación está en gran medida predeterminada y los interlocutores deben obedecer ciertas reglas establecidas y considerar como los otros interlocutores interpretan la situación.
La interpretación de la situación y el status de los interlocutores constituye un conjunto de presuposiciones generales (por ejemplo, el hablante puede asignar ciertos derechos y deberes al receptor y viceversa). Al mismo tiempo, también hay presuposiciones particulares que se relacionan con el conocimiento, ideas, actitudes y valores que un interlocutor asigna al otro. (por ejemplo, un hablante puede suponer que el receptor conoce ciertos hechos y no los plantea, en este caso, el hablante no solo presupone los hechos, sino también que el receptor sabe que el hablante asume que él los conoce).
La Teoría de la Argumentación parte de ciertas premisas generales que estipula como la situación de argumentación y a partir de ella delimitará los alcances de su estudio y metodología. Es decir, cuando el teórico de la argumentación se enfrenta al análisis de un argumento particular, supondrá que ese argumento se dio en una situación tal que:
1. Los interlocutores usan el lenguaje normalmente en situaciones normales.
2. Los hablantes que participan en la argumentación lo hacen en forma voluntaria y seria.
3. El argumentador dice lo que quiere decir y se compromete con lo que dice.
4. El oyente entiende lo que el hablante dice y evalúa en base a este entendimiento.
5. Los interlocutores pueden aducir cualquier punto de vista que deseen y cualquier información que consideren relevante para justificar o refutar una opinión.
6. El interlocutor que intenta justificar o refutar una opinión no debe ser por adelantado que los otros interlocutores comparten su punto de vista.
7. cualquier interlocutor puede debatir cualquier afirmación hecha por cualquier otro interlocutor para justificar o refutar una opinión.
8. Los interlocutores deben estar dispuestos a defender todas sus afirmaciones contra las críticas de los otros interlocutores.
Estas 8 premisas tácitas tienen el propósito de facilitar el estudio de la argumentación, al asumir una situación en la que es posible concentrarse en los aspectos específicamente relevantes a la argumentación. Son, de algún modo, premisas prácticas. Las 4 primeras premisas son relevantes para la transmisión de información, aunque no son específicas de la argumentación. Indican que tipo de situación debe asumirse en el campo de la Teoría de la Argumentación si se quiere evitar factores que no tienen que ver con la argumentación. Las últimas 4 premisas también son prácticas pero al mismo tiempo están determinadas por principios, ya que todas se refieren a las condiciones básicas para la argumentación significativa. El incumplimiento de cualquiera de estas condiciones implicaría una degradación de la importancia que la argumentación tiene para los interlocutores.
Dentro de la Teoría de la Argumentación existen distintos enfoques que dependen de las distintas concepciones de racionalidad. Si argumentar es apelar a la audiencia a una evaluación raciona, entonces la Teoría de la argumentación debe proporcionar una definición o elucidación de las normas de racionalidad que deben aplicarse a tal evaluación. Los distintos enfoques resultan de la respuesta filosofíca a la concepción de racionalidad.
Concepciones Tradicionales de la Racionalidad:
a) Lógica Formal
b) Empírica
c) Crítica o trascendental
Otro punto en que los teóricos de la argumentación pueden diferir es en lo que consideran que sea el objetivo primordial de la Teoría de la Argumentación. También acá hay 3 enfoques:
a) Concepción DESCRIPTIVA.
b) Concepción NORMATIVA.La diferencia entre los enfoques normativos y descriptivos no es absoluto, sino que pueden complementarse uno al otro.
c) Concepción TERAPEUTICA. El propósito en este enfoque es mejorar la practica argumental y proporcionar una guía practica para el entrenamiento sistemático en el arte de la argumentación, incluyendo elementos de ética y consideraciones estilísticas.